África
Chad
-
Clasificación 2024
96/ 180
Puntuación: 54,81
Indicador político
86
48.73
Indicador económico
93
43.49
Indicador legislativo
91
61.06
Indicador social
84
63.10
Indicador de seguridad
114
57.67
Clasificación 2023
109/ 180
Puntuación: 53,73
Indicador político
101
53.30
Indicador económico
57
52.94
Indicador legislativo
102
58.63
Indicador social
75
69.16
Indicador de seguridad
154
34.62

El contexto político y de seguridad de Chad sigue siendo muy inestable, lo que conlleva riesgos importantes para el ejercicio del periodismo. En abril de 2021, la muerte del presidente Idriss Déby Itno dio paso a un periodo de transición, prorrogado por dos años en octubre de 2022.

Panorama mediático

Desde que Chad inició su proceso democrático en diciembre de 1990, el panorama mediático ha crecido considerablemente y los medios de comunicación han ganado cierta independencia, mientras que los del sector público ya no tienen el monopolio de la información. Unos diez periódicos se publican regularmente (L’ObservateurLa VoixN'Djaména Hebdo, Le Pays…), cuatro canales de televisión emiten en Yamena, la capital, y aproximadamente 60 emisoras de radio trabajan en el territorio nacional. La emisora FM/Liberté, creada por activistas de derechos humanos, es la que tiene más audiencia en la capital, ya que cuenta con una red de corresponsales que se extiende por todo el país.

Contexto político

Los medios públicos siguen estando controlados por el Ministerio de Comunicación y sus responsables son nombrados por el gobierno, que elige también a la mayoría de responsables del organismo regulador. Los medios tienen su propia línea editorial, pero no se toleran las investigaciones críticas con los caciques del régimen, su entorno o el ejército. Los medios independientes pueden estar en el punto de mira del régimen, como el sitio web de información Alwihda Info, que fue suspendido durante ocho días en agosto de 2023. El acceso a la información oficial sigue siendo muy complicado.

Marco legal

En Chad, la libertad de prensa y el derecho a la información están consagrados por la ley. El Código de la Prensa aprobado en 2010 pone fin a las penas privativas de libertad por delitos de prensa. Sin embargo, la difamación sigue siendo objeto de condenas de hasta tres meses de prisión. La ley sobre la ciberdelincuencia aprobada en 2019 expone a los periodistas que trabajan en medios digitales a arrestos y detenciones arbitrarias. En 2020, más de doce diarios fueron suspendidos en virtud de la nueva Ley de Prensa, que exige un nivel mínimo de cualificación para poder dirigir una redacción: una aparente voluntad de profesionalizar el sector, que, en realidad, amenaza con hacer desaparecer  numerosas cabeceras independientes.  

Contexto económico

Los medios, sobre todo los privados, trabajan de forma precaria: la impresión de periódicos es muy costosa y el mercado publicitario es limitado, lo que lleva a ciertos diarios a imprimir a pérdida. A pesar de que el Estado debe aportar una subvención anual a los medios, el fondo de ayuda a la prensa lleva suspendido desde 2016, con una única excepción realizada en vísperas de la elección presidencial de abril de 2021. 

Contexto sociocultural

Chad ha entrado en un periodo de transición desde el 20 de abril de 2021, tras la muerte del presidente Idriss Déby Itno, que dirigió el país con puño de hierro durante 30 años. Desde entonces, en un ejercicio de censura encubierta, se invita a los medios a evitar la difusión de declaraciones de odio y favorecer aquellas que apelan a la paz.

Seguridad

La presencia de grupos armados como Boko Haram y Estado Islámico constituye un factor de inseguridad para los periodistas. Se cometen agresiones e incluso crímenes con total impunidad, como atestigua el asesinato del periodista Idriss Yaya, de su esposa y de su hijo en marzo de 2024, o el de Orédjé Narcisse, en octubre de 2022, cuyos asesinos no han llegado a ser detenidos. Los profesionales de los medios también sufren la violencia de las fuerzas del orden cuando cubren las manifestaciones en contra del gobierno, y los periodistas que trabajan en las provincias son objeto de constantes detenciones arbitrarias y amenazas. En 2018 y 2019, se cortó el acceso a las redes sociales durante 470 días, convirtiendo a Chad en uno de los peores censores digitales del continente africano de los últimos años.