El fin del monopolio estatal sobre los medios en 1991 favoreció el desarrollo del panorama mediático nigerino y permitió que surgieran los primeros semanarios independientes difundidos en la capital, Niamey. Es el caso de Haske, Le Républicain o Le Démocrate. La primera radio privada (R&M) y la primera televisión privada (RTT) vieron la luz en 1994 y 2000, respectivamente. En 2022, el país contaba con 67 emisoras de radio privadas, 198 emisoras de radio comunitarias o asociativas, 15 cadenas de televisión, también privadas, y 16 digitales de información. Libération, Tamtaminfo y NigerDiaspora son algunos de los más frecuentados.

La independencia de la información en las cadenas públicas de televisión y radio no existe y sigue siendo escasa en las cadenas privadas. El peso de la injerencia editorial de las autoridades ha aumentado desde la llegada al poder de la junta militar, en julio de 2023. En enero de 2024, el Ministerio del Interior revocó la licencia de funcionamiento de la Casa de la Prensa. Además, después de que esta organización que agrupa a las asociaciones de periodistas denunciara los ataques a la libertad de prensa que se produjeron en las primeras horas del golpe de Estado, se notificó a su presidente que no se le renovaría el cargo. 

La aprobación de un Código de la Prensa, en 2010, fue un avance considerable para la protección de los periodistas, al poner fin a las penas privativas de libertad por delitos de prensa. Sin embargo, esta norma más protectora se elude regularmente. Algunos periodistas siguen siendo detenidos e incluso condenados con penas de prisión por sus investigaciones sobre la corrupción. 

El entorno económico de Níger favorece a los medios públicos, que se benefician del apoyo del Estado, mientras que los medios privados sufren una gran precariedad económica. Ésta se ha visto agravada por las sanciones impuestas por la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) desde el golpe de Estado de finales de julio de 2023. La caída de los ingresos, la falta de anunciantes y las bajas ventas, así como el elevado coste de impresión y distribución, y el desarrollo de las redes sociales, amenazan la supervivencia de los periódicos. Muchos de ellos están desapareciendo. Las emisoras de radio privadas tampoco se libran de esta fragilidad, y solo algunas cadenas de televisión consiguen beneficiarse del mercado publicitario. Esta precariedad debilita también a los periodistas, que quedan expuestos a la corrupción. 

Musulmana y tradicional, la sociedad nigerina difícilmente acepta debatir en los medios temas como el islam, la sexualidad, los métodos anticonceptivos y el adulterio. El acceso a las informaciones sobre el terrorismo o los migrantes resulta muy difícil. La autocensura hacia estos temas es sistemática y el acceso a la información sobre terrorismo o migración resulta muy complejo.

Los ataques y amenazas hacia los periodistas son habituales, sobre todo desde la llegada al poder de la junta militar. Ya desde julio se observaron atropellos a la libertad de prensa y agresiones a periodistas locales e internacionales. Las señales de RFI y France 24 fueron cortadas una semana después del golpe y los reporteros de medios internacionales fueron blanco de ataques. La periodista nigeriana Samira Sabou fue arrestada en septiembre de 2023 y detenida en régimen de aislamiento durante ocho días por "difundir datos susceptibles de perturbar el orden público".